El juego es una actividad importante para la gente de todas las edades. Y puesto que genera aprendizaje independientemente del género, su contenido puede ser enriquecido con cualquier conocimiento o contenido que considere el diseñador mientras mantenga el producto como un juego, el cual requiere un sistema de reglas y recompensas. Tanto si afilamos nuestras habilidades aritméticas jugando a las damas, como si potenciamos nuestra atención distributiva jugando a un moderno juego de disparos, todos los juegos desarrollan alguna habilidad a algún nivel, a pesar del conocimiento sobre el juego en sí. Pero, ¿y si el conocimiento sobre el juego en sí fuera algo mucho más necesario para la sociedad de hoy en día y fuera poco abordado en las escuelas?

“Los juegos son motores de aprendizaje que desarrollan habilidades orientadas enmarcadas en un contexto garantizado por una narrativa que involucra emocionalmente al jugador ofreciéndole la oportunidad de intervenir en el resultado de la narrativa, que intrínsecamente motiva al jugador a continuar para comprobar los resultados de sus acciones. Por lo tanto, aprender, desplegar el contenido a la vez que el jugador progresa, aprende qué ha pasado con el personaje en la novela, desarrolla vínculos, y están motivados para seguir leyendo o mirando. “